viernes, 8 de diciembre de 2006

Por más que bese la tierra por la que caminas, por más tiempo que espere una llamada, un mensaje, no puedo estar siempre a tu merced.
No puedo suplicar más. No puedo ofrecerte más. Ya lo tienes todo.
Y tú haces y deshaces el tejido de mi vida con impunidad, con inconsciencia.
Ya lo tienes todo. Ya no hay más que dar.

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