Sueño contigo y, por un momento, esos instantes juntos son de maravilla. El tiempo se detiene. Se detiene. Y miles de cosas suceden a nuestro alrededor sin que seamos conscientes de ellas.
Posas tu cabeza sobre mis hombros; me abrazas, tú, cuyas muestras de afecto son tan escasas como las de un ídolo de piedra; y el mundo giras patas arriba, nada es lo que debe ser, y se me nubla la mente, se me alegra el corazón y dejo de ser yo porque estoy siendo la totalidad de mi yo en esos instantes divinos.
viernes, 23 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario