sábado, 3 de enero de 2009

Te extraño.
Me sorprendes en la mañana anochecida con tu voz de caverna iluminando la oscuridad de mis días.
Y ahora, de noche, busco ese sonido veraz como los latidos de mi corazón y no te encuentro.
Cuando te busco nunca te hallo. Cuando te necesito, nunca estás.
Siempre es un camino de un solo sentido.
Nunca hay reciprocidad.

No hay comentarios: