jueves, 18 de enero de 2007

Desvestirse lentamente. Perder las hojas de a poco. Deshacerse del lastre.
Renovar el interior; reflejar al exterior lo que nace por dentro.
Ser nueva orilla, refrescada por el abrazo perenne del mar. Río, lago, océano, isla.
Todo lleva su tiempo. Y en todo hay esperanza. Hasta en los pasos hacia atrás.

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