lunes, 8 de enero de 2007

No pertenecer a nadie, no sentir el más mínimo estímulo, la más pequeña inquietud hacia lo que nos rodea. No tener más metas, o no definir nuevos horizontes, que viene a ser lo mismo. Estar solo. Seguir. Dar tumbos hacia la izquierda, hacia la derecha. Desligado del mundo, sin más mérito que continuar vivo.

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